21 may 2011

The Times They Are a-Changin'

Odio que los viernes por la noche la gente haga botellón enfrente de mi casa. Pero eso hoy me importa menos. Terminados los exámenes, he podido ir por fin a Sol. Y lo que hay en Sol es impresionante.


Personas de toda edad y condición en un movimiento de protesta ciudadana que no se define por la fidelidad a ningún partido.


Una protesta que sorprende por su genial organización. Existen varias comisiones, cada una encargada de una cosa. Reinan el civismo y el respeto, valores que los organizadores piden a todo el que se sume a la protesta. Les entrevistan los de Intereconomía, buscando provocarles, y ellos les descolocan sin despeinarse y responder a sus provocaciones. Piden que por favor la gente no vaya a montarla, porque es una protesta pacífica. Que no se lleve alcohol, mejor agua, para hidratarse.


Más de 300 ciudades en todo el mundo y ya 160 solo en España donde el pueblo se ha echado a la calle para pedir pacíficamente cambios en un sistema que en muchos aspectos beneficia a unos pocos y jode a la mayoría. En el que, como dice Marcuse en El hombre unidimensional, nos creemos muy libres pero, paradójicamente, no lo somos.


La puerta del Sol de Madrid entera sentada y en completo silencio por un minuto sí que no tiene precio.

No sé si la protesta servirá de algo de cara a las elecciones de mañana (no puedo evitar guardar cierto escepticismo), pero desde luego creo que tendrá repercusiones a largo plazo, que esto es el principio de algo. Ya solo el hecho de que tantos ciudadanos se hayan reunido para protestar en tanto que ciudadanos, sin atender a opciones políticas, me parece importantísimo. He sentido mucha alegría al ver que no solo no toda la sociedad está aborregada, sino que, al contrario, hay mucha más gente crítica con el sistema de lo que yo creía, y con ganas de cambiarlo. A lo largo de los treinta años de democracia en España, nunca se había producido un movimiento de estas dimensiones contra la naturaleza del sistema, aunque sí para protestar contra las políticas de gobiernos en concreto o contra el terrorismo (el no a la guerra en 2003, un montón de huelgas durante los gobiernos de Felipe González, la manifestación contra ETA tras el secuestro de Miguel Ángel Blanco). Quizás sea un sentimiento infantil, pero me siento orgullosa de haber estado ahí, guardando silencio y agitando mis manos, y después mis llaves. Ahora toca descansar después de una dura semana de estudio, pero mañana hay que volver a Sol.

¡No, no, no nos representan!



Los tiempos están cambiando. Ojalá el cambio sea posible.

P.D.: si queréis enteraros mejor de lo que dicen y quieren exactamente los que acampan ahora mismo en ciudades de todo el mundo, os recomiendo que os paséis por Sapere Aude, donde su autora lo explica de forma clara.
P. P. D.: Nobody expects the spanish revolution! xD

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